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Desafíos del cultivo de Pitahaya

Sebastian Viteri


En el ámbito de los desafíos que plantea la producción agrícola, la pitahaya emerge como una opción particularmente destacada. Su cultivo no solo se distingue por la exquisita calidad de sus frutos, sino también por una serie de características que la convierten en una alternativa eficiente y sostenible. En este contexto, exploraremos las demandas y condiciones específicas que presenta el cultivo de la pitahaya, enfocándonos en aspectos cruciales como el agua, el suelo y la temperatura.


Agua


La pitahaya se presenta como una excelente alternativa a los hortícolas tradicionales. Este cultivo tiene unas necesidades hídricas de 2.000 metros cúbicos de agua por hectárea y año, prácticamente un tercio del requerimiento de hortícolas como el tomate, y un cuarto del requerimiento del aguacate.


Por otra parte, ahora que la disponibilidad de agua es cada vez menor y su explotación afecta a un problema global como el cambio climático, consideramos esta una de las mejores claves para cultivar pitahaya.


Suelo


La pitahaya no admite el encharcamiento, por lo que su cultivo pide suelos con porcentajes de arena superiores al 40%. En cuanto a la acidez del suelo, los estudios afirman que un pH entre 5,5 y 6,5 es el idóneo. Siempre es aconsejable realizar un análisis del suelo previo al plan de fertilización, aunque en general, la pitahaya tiene altas exigencias de potasio, medias de nitrógeno y bajas de fósforo. Además responde muy bien a aportes de materia orgánica. 


Temperatura


El rango óptimo de temperaturas para el crecimiento de pitahaya es entre 10 y 30ºC. Esto hace necesario el empleo de invernaderos para el cultivo en zonas mediterráneas no subtropicales como Almería o Murcia. En circunstancias puntuales puede llegar a los picos de 40ºC y 5ºC  sin que la planta sufra daños.


En conclusión, el cultivo de la pitahaya no solo ofrece una opción agrícola de calidad, sino que también se posiciona estratégicamente ante los desafíos medioambientales actuales. Sus bajos requerimientos hídricos, su adaptabilidad a diferentes suelos y su capacidad para resistir variaciones de temperatura la convierten en una elección relevante en un mundo donde la gestión sostenible de los recursos se ha vuelto fundamental. La pitahaya, con sus características singulares, se presenta como una respuesta práctica y eficaz en la búsqueda de soluciones agrícolas más conscientes y respetuosas con el entorno.



 
 
 

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